I.De revolutionibus orbium coelestium, Nicolás Copérnico, 1543
Punto de quiebre de la modernidad, señero de una nueva forma de pensar el mundo, ofensa al narcisismo de nuestra especie (Freud dixit), Sobre la revolución de los orbes celestiales se
publicó casi póstumamente, pues Copérnico espero casi hasta el final de
su vida para autorizar su impresión. Esta, por cierto, corrió a cargo
del impresor alemán Johannes Petreius.
II.Dialogo sopra i due massimi sistemi del mondo, Galileo Galilei, 1632
Casi un siglo después, Galileo recogió la herencia científica de Copérnico para elaborar sus Diálogos sobre los dos máximos sistemas del mundo,
en el cual confrontaba por medio de tres personajes las principales
ideas en torno al orden del universo: por un lado la visión copernicana
(vanguardista para la época) y, por el otro, la dogmática posición de
los ptolemaicos. Recordemos que a Galileo se le acusó de satirizar al
mismísimo papa Urbano VIII en uno de estos partícipes de la pretendida
ficción dialogada, aquel al que, encima, bautizó con el nombre de
“Simplicio”. Como sabemos, por este hecho Galileo estuvo a punto de
perder la vida e incluso tuvo que sobrellevar una dura sentencia.
III. Philosophiae Naturalis Principia Mathematica, Isaac Newton, 1687
Otro momento crucial en las
ciencias naturales cuya fuerza duró casi tres siglos, fue el que nació
en el momento en que Sir Isaac Newton dio a conocer sus Principios matemáticos de la filosofía natural,
sólidos fundamentos de la física clásica donde se exponen nociones tan
conocidas como las tres leyes del movimiento o la ley de gravitación
universal. Es más que admirable que un solo hombre haya tenido la
capacidad para comprender el universo mismo con semejante lucidez y
perspicacia.
IV. On the Origin of Species, Charles Darwin, 1859
De la nada, nada, reza el apotegma
clásico que, además, parece animar la obra y los esfuerzos de Charles
Darwin en el campo de la biología. Demostrando que todos los seres vivos
(incluido el hombre) provienen de un organismo que les precedió en el
tiempo y en el espacio, Darwin contribuyó a defenestrar toda intercesión
que no fuera exclusivamente material de este proceso generativo. En la
historia de su publicación destaca el éxito casi inmediato que On the Origin of Species tuvo entre los lectores ingleses, agotándose casi 5 mil copias en poco más de 3 meses.
V. Micrographia, Robert Hooke, 1665
Perteneciente también al ámbito de los seres vivos, la Micrographia de
Robert Hooke ofreció al mundo un atisbo de ese microcosmos que es la
realidad celular. De hecho la obra de Hooke es la primera en que se
utilizó este término, “célula”, para designar dicha estructura
biológica. Trabajo pionero de la investigación microscópica, Micrographia fue
el primer libro de veras importante editado por la Royal Society. Las
detalladas e impresionantes ilustraciones corrieron a cargo del
propio Hooke.
VI. Anatomy: Descriptive and Surgical, Henry Gray, 1858
La célebre Anatomía
de Gray es otro de los libros es los que parece difícil valorar más su
importancia en el curso de la ciencia (la medicina, en este caso) o sus
cualidades estéticas. Los trazos sin los cuales, quizá, la repercusión
de esta obra no habría sido el mismo fueron responsabilidad del
artista Henry Vandyke Carter.
VII. Traité élémentaire de chimie, Antoine Lavoisier, 1789
La sistematización más ordenada y rigurosa que se hiciera jamás en la ciencia química, fue obra de Antoine Lavoisier, cuyo Tratado
sepultó falsas concepciones que se tenían en este campo de conocimiento
y de donde se extendían también a otros, sembrando la confusión y la
ignorancia.
VIII. Principios de química, Dmitri Mendeleev, 1868–1870
Como si encarnarse uno de esos
taxonomistas de la antigüedad, un obsesivo clasificador de las cosas del
mundo, el ruso Mendeleev desarrolló la tabla periódica de los elementos
químicos mientras se encontraba escribiendo sus Principios de química.
Para desgracia suya, su labor no fue reconocida sino hasta varios años
después de su muerte, cuando sus pronósticos a propósito de nuevos
elementos que, según su clasificación, se descubrirían, se revelaron
acertados.
IX.A Treatise on Electricity and Magnetism, James Clerk Maxwell, 1873
Esta lista termina con una pareja
fuerzas físicas que se encuentran entre las más enigmáticas de la
naturaleza: la electricidad y el magnetismo, que el escocés James Clerk
Maxwell descubrió íntimamente ligadas entre sí, como nacidas de un mismo
corazón a pesar de sus manifestaciones tan divergentes. Las ecuaciones
expuestas en su Tratado tiene fama de ser poco comprensibles aun para
los especialistas.
Cuando me preguntáis ¿esto para qué sirve? , os diría tantas cosas... Sirve para vivir como lo hacemos, para poder ver a otra persona que está en las antípodas y poder hablarle o escucharla .Para que la Tierra pueda alimentar a siete mil millones de seres humanos o para que te puedan operar de apendicitis metiéndote una "tele" por un agujerito tan pequeño como la uña del meñique. Para que no te mueras de un virus o para que puedas leer cuando eres miope...
Le debemos muchísimo a esa personas , los investigadores que muchas veces, sin apenas recompensa dedican su vida a descubrir algo que le será útil a la humanidad.
Inés
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